miércoles, 17 de noviembre de 2010

Manifiesto del Marketing 2.0

El marketing 2.0 es una nueva forma de utilizar la creciente explosión de las redes sociales para lograr una interacción más directa, continua y actualizada entre la empresa y el cliente. El siguiente es el manifiesto general que expresa esta nueva forma de hacer marketing que toda empresa debe tener muy en cuenta si no quiere quedar obsoleta próximamente:

1. No me mentirás ni tratarás de engañarme. ¡Nada de publicidad engañosa!

2. Yo soy quien consume tu producto, y por tanto, quien más sabe de él.
¡Pregúntame mi opinión!

3. Me pedirás permiso antes de coger mis datos.

4. Me pedirás permiso antes de mandarme información, sobre todo a mi celular. ¡Adiós al spam, a la publicidad no deseada y a la intrusiva!

5. Me gusta jugar. ¡Diviérteme!

6. El humor es el sexo del cerebro. ¡Hazme reír!

7. ¡Sorpréndeme!

8. ¡No a la letra pequeña y a los rótulos que no da tiempo a leer!

9. No peleéis entre vosotros. Prefiero vuestras alianzas a vuestras riñas.

10. No tratarás de ser quien no eres ¡Se acabaron los anuncios hechos por padres intentando parecer cool frente a sus hijos!

11. Si quieres que compre algo, tengo que entender qué es. ¿Por qué no me hablas en mi idioma? ¡No a los anuncios de perfume en francés y a los anuncios de autos que no entiendo!

12. Sé decidir por mí mismo, gracias. No hace falta que me digas lo que está de moda o lo que me tiene que gustar.

13. El sexo vende, pero no hace falta que lo utilices en todas tus campañas.

14. Yo decido qué es viral y a quién se lo quiero mandar, y por cierto, una pestaña de “mandar a un amigo” no es marketing viral.

15. No me interrumpirás cuando estoy jugando para intentar venderme algo.

16. No interrumpirás mi programa favorito para intentar venderme algo.

17. Cuando visito una página web, voy allí por su contenido, no por sus banners.

18. ¡No me tapes con banners lo que quiero leer!

19. Hace tiempo que descubrí que algo caro no tiene por qué se lo mejor.

20. Confiaré más en lo que me diga alguien de verdad como yo que en un famoso al que nunca he visto en persona.

21. Cuando te llamo por teléfono quiero que me resuelvas un problema, no hablar con 3 telefonistas diferentes.

22. Me gusta que me llamen por mi nombre.

23. Ten en cuenta cuando entre en tus tiendas que el ser humano no sólo es vista y oído.

24. Cuando entro en una de tus tiendas, trátame como si fuese un invitado en tu casa

Fuente: Wikipedia

sábado, 6 de noviembre de 2010

¿De quién nos enamoramos?

Siempre me ha intrigado, en sobre manera, de quién nos enamoramos. A quién escogemos para amar. Por qué escogemos a ese `quien´. Qué es aquello que nos enamora de un otro o de una otra. Por qué todos lo sabemos, no siempre se escoge a lo que más conviene, no siempre esta decisión es la más acertada.

¿Pero qué hace que el corazón, o la conciencia, o la pasión, o la mente, decidan que `fulanito´o `fulanita´sean los elegidos para amar? Claro, cuando creemos que hemos decidido conscientemente. Porque cuando ni siquiera sabemos por qué escogimos o desde que motivación se decidió, allí se fue Troya. Pero de todas maneras escogemos...

En estas nuevas concepciones del amor se repite muchísimo que "nadie es único e insistituible", es decir que todos y todas somos reeemplazables. Creemos que ese amor es diferente y especial, pero según parece no deja de ser un espejismo. ¡Se puede reemplazar! O lo reemplaza el tiempo, o lo reemplaza mi cambio interior, o se reemplaza el otro o la otra porque todos evolucionamos. Entonces. ¿de qué nos enamoramos? ¿Existe una identidad, un algo especial en el otro u otra que hace que me prenda de él o ella? La escogencia es por lo que hay afuera o por lo que hay dentro: explico, lo que hay fuera es él o ella. Lo que hay dentro soy yo. Me enamoro de lo que `yo necesito´y proyecto afuera creyendo que afuera se da (pero mi escogencia es absolutamente egocéntrica. decidida desde mi mundo interior) o me enamoro e algo allá fuera- el o ella- que me impactan y me `traman´.

Él o ella son tan especiales, con identidades tan encantadoras que por ello caigo rendida a sus pies. O son mis necesidades propias, mis ilusiones, mis carencias, las que me llevan a decidir por ese individuo, hombre o mujer. Y como en la época de la Nueva Era estamos, alguna persona no dudó en señalar que en esa escogencia hasta podrían darse `datos de otras vidas´(cual telenovela mexicana) donde no hubiéramos terminado de amar a nuestro amado o amada en tiempos pasados y viniéramos a esta vida a `terminar de amarlo´. O si nos `portamos mal´estamos aquí, en este presente, para reparar la falta. En fin son los `aportes´de los tiempos modernos, para ser creídos y aceptados por quien desee. Sin embargo el interrogante de por qué escogemos a alguien, sigue vigente.

Y muy seguramente, la respuesta a esta pregunta se da desde múltiples facetas. Me enamoro de algo encantador allá afuera, pero también desde mi vacío interior escojo al compañero o compañera. Mezcla de situaciones absolutamente impredecibles que por lo tanto pueden modificarse. Y puede entonces cambiar el amor de mi vida porque yo cambio y porque él o ella cambian. Lo que hoy es, mañana puede no serlo sin que esta circunstancia descalifique lo vivido y lo sentido.

El problema radica a nombre del tiempo, a nombre de lo entregado a la relación, queremos `exigir´prolongación cuando ya dejó de ser lo que antes fue. Sin embargo, la vigencia de la pregunta continúa: ¿de qué me enamoro? ¡La única respuesta posible y aproximada, para acercarse a la pregunta es magia! El arte de amar a alguien es un acto mágico, donde, de acuerdo al diccionario se da un "encanto o atractivo particular de alguna cosa, que parece fuera de realidad o hace olvidarse de ella".

Porque aún cuando suene muy elemental es la única explicación posible que afortunadamente todavía escapa a una respuesta racional.


Autor: Anónimo